Vino dulce botritizado, una rareza que sólo se
consigue cada 7 u 8 años.
Variedad: Merseguera y chardonnay.
Tiene aromas de membrillo, miel, flores, cítricos,
orejones. Armonía entre frescura y dulzor. Paso
untuoso, con recuerdos de una gran persistencia. Es
un trago adictivo por su calidad y nobleza.